miércoles, 12 de agosto de 2009

CUENTAS DE TINTORERÌA


Un fusil que disparó contra el pueblo
fue llevado a la tintorería.
Lo sentimos mucho -dijeron los encargados-
pero esa mancha resiste cualquier lavado.
A pesar de los avances en los detergentes
hay huellas que siempre estarán presentes.
Nadie desmanchará a Caín ni a Pilato ni a Judas
para mencionar la historia antigua.
Y si hablamos del mundo actual podemos citar
entre otros casos Vietnam, Irak y Panamá.
Son manchas que no se pueden borrar.
Aunque usted reciba contribuciones empresariales
y dólares imperiales
nunca reunirá el caudal suficiente.
Y si busca el jabón de la reconciliación
y el cloro del acuerdo
está perdiendo el tiempo.
No puede quedar impune la traición
ni menos todavía el cinismo de aquéllos
que afirman defender la Constitución
cuando abiertamente la combatieron
y ahora quieren volver a disparar contra el pueblo.
No, señor. Guarde ese fusil donde crea conveniente
porque la tintorería no lo acepta como cliente.

FERNANDO LAMBERG, AGOSTO DE 2009