domingo, 8 de junio de 2008
HIMNO A LENIN
Vladimir ilich Ulianov,
Presidente del Consejo de las Comisarios del Pueblo,
contigo y junto a tí la revolución de Octubre
asaltó el siniestro Palacio de Invierno,
derrumbó el sombrío poder de los zares
y se enfrentó a la contrarrevolución
porque veías el porvenir,
porque tus ojos decididos miraban el mañana.
No sólo colocaste los cimientos, los pilares
sino también paredes y puertas,
balcones y ventanas.
Unión Soviética, sueño hecho realidad,
energía convertida en materia,
doncella de quince repúblicas con las heroicas trenzas al viento.
Vladimir Ilich: moriste en brazos de la Unión Soviética
sin conocer su difícil futuro.
Millones de seres defendieron sus murallas
contra la arremetida de las bestias fascsitas;
con heroísmo increible,
con el amor patrio ardiendo en las entrañas.
Y después de la victoria sonrió al mundo
la Unión Soviética de los tractores y el trigo,
de las fábricas y los martillos,
de Yuri y Valentina como veloces estrellas por el cielo.
Luego la historia se tornó confusa
entre el dogma y la apertura,
entre la intolerancia y las concesiones.
Una cúpula lejana al corazón de la patria
vendió y compró las entrañas del pueblo,
destrozó los miembros de la hermosa Unión.
Vladimir Ilich, la bandera de la hoz y el martillo
con un alarido y un sollozo abandonó el asta
en que flameara con orgullo tantas décadas.
No fue una rendición, fueron desvíos y laberintos,
el extravío de quienes dejaron la senda leninista
creyendo que la transparencia vencería al egoísmo,
que una débil reestructuración era posible.
El enemigo de siniestras carcajadas
vió que la unión se volvía desunión;
la disciplina, indisciplina; la vigilancia, abandono.
Lenin: sabes que no podemos ajustar la realidad a la teoría.
Tenemos que emplear la teoría para construir la realidad
y en este combate prolongado y titánico
es tu herencia, Lenin; es tu mensaje, Lenin,
la luz que nos guía, el sol que orienta,
la brújula de tierra y mar.
Los libros que escribiste nos indican qué hacer.
Honor a Lenin, honor a la Unión Soviética,
honor a los caídos y perseguidos.
Un himno gigante resuena sobre los océanos y las montañas,
el himno que anuncia la aurora.
Los pueblos quieren ser felices.
Los pueblos tienen derecho a ser felices.
Y con el pueblo estás presente ahora y siempre, camarada Lenin.
FERNANDO LAMBERG
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