lunes, 22 de diciembre de 2008
UN TIRANO REALMENTE EXTRAÑO
escuchó los más variados comentarios acerca de un tirano.
Otras personas, periódicos, canales y emisoras le hablaban
de un dictador que permitía las ofensas,
de un autócrata que no quemaba libros sino que los leía,
de un sátrapa que no enviaba a la cárcel por las ideas,
de un prehistórico que hacía avanzar la historia,
de un ignorante que entregaba sabiduría,
de un retrógrado
que no rechazaba elecciones sino que las ganaba,
de un ambicioso que no tenía casa propia,
de un avaro que regalaba su sueldo,
de un señor feudal que repartía la tierra,
de un absolutista que entregaba el poder a los humildes.
Y el muchacho veía
que ese hombre estrechaba las manos de otros hombres,
que los niños lo llamaban por su nombre,
que las mujeres le enviaban los más jóvenes besos,
que el egoísta trabajaba por el pueblo, con el pueblo y para el pueblo.
Y el muchacho pensó: -O me están llamando a engaño
o se trata de un tirano realmente extraño.
FERNANADO LAMBERG, DICIEMBRE DE 2008
VOTAR AL REVÉS
si quieres soberanía y votas por los pitiyanquis,
si quieres salud y acudes a un enfermo,
si quieres educación y eliges a un analfabeto,
si quieres tierra y apoyas a un latifundista,
si quieres la verdad y votas por un embustero,
si quieres honradez y votas por un ladrón,
si quieres trabajo y eliges a un vago,
si quieres orden y llamas a un terrorista,
si quieres paz y llamas a un mercenario,
si quieres honradez y sigues a un estafador,
si quieres inocencia y votas por un asesino,
entonces por si no lo sabes
estás votando al revés.
Y si votas al revés no te quejes después.
domingo, 19 de octubre de 2008
EL PUEBLO Y EL SONETO
La multitud no cabe en un soneto.
Pasa los puentes de cualquier castillo.
Tumba puertas, paredes y ladrillos.
El pueblo no se encierra en un soneto.
Tampoco el pueblo cabe en un terceto.
Mucho más amplio es su cantar sencillo.
Más luminoso es su radiante brillo.
Es público su canto y no secreto.
Por eso un día los catorce versos
logran huir y llegan al camino
empleando los atajos más diversos.
Y ven que el pueblo marcha a su destino
con amor, con sudor y con esfuerzo
aplastando traidores y asesinos.
SOMOS DE MAÍZ
Sólo silencio y vacío había.
Luego los dioses quisieron crear al hombre,
dar un sentido al universo.
Era necesario encontrar la materia,
la esencia original.
Y fue muy difícil hallarla.
El barro se deshizo.
Agua y tierra se apartaron.
La madera tampoco sirvió.
No fueron útiles los inmóviles troncos.
Entonces los dioses descubrieron el maíz,
sus hojas y sus cañas,
los duros dientes amarillos que brillaban.
Y surgió el hombre,
el heredero de la energía vegetal;
el ser que nació de las mazorcas.
Somos hombres de maíz
entre el oro de los granos y el verde de las hojas.
Y un día de madera,
cuando el barro nos llame,
seguiremos siendo
con honor y orgullo indígenas maizales.
FERNANDO LAMBERG, 2008
martes, 7 de octubre de 2008
PREDICCIÓN
Algún día, Chile, serás socialista
y rojas banderas tendrán nuestros hijos.
Algún día, Chile, seremos hermanos
sin poseedores ni desposeídos.
La justicia siempre vivirá en nosotros.
La paz brillará como un vaso de vino.
Traerá la belleza sus grandes columnas
y abrirá la estrella los anchos caminos.
Llegará ese día, Chile del futuro,
con la llama que arde pura y luminosa,
con la luz que vence tu pasado oscuro.
Y desde el desierto de voz poderosa
hasta el polo sur con sus hielos profundos
volarán los cóndores llevando tu antorcha.
lunes, 18 de agosto de 2008
HINCHA DEPORTIVO
Tu entusiasmo mueve los estadios.
Tu fe levanta las gradas
y en el transcurso del espectáculo
son tus gritos, tus hurrahs, tus aplausos
los que encienden la llama.
Y detrás de esto mueve sus obscuras garras el dinero.
Monedas y monedas ruedan sobre la pista,
billetes y billetes vuelan sobre la cancha.
Cae la lluvia de oro
sobre los dueños, los astros, los patrocinantes,
los anunciantes, los fabricantes,
los medios de comunicación,
los vendedores de recuerdos, los vendedores de cerveza;
sobre todos cae el dinero
menos sobre tí,
hincha que con tus banderas animas la acción,
que con tus bravos y tus vivas
iluminas la escena
y además pagas por la entrada
y estarías dispuesto a entregar hasta el último centavo
por una medalla para tu club, por un laurel para tu equipo
mientras junto a ti se mueven las obscuras palancas del comercio
y se desliza la codiciosa serpiente del negocio
en que tú, abnegado, decidido y entusiasta fanático,
eres el verdadero y el excluido motor de los sucesos;
pero a ti no te importa
soportar el sol o la lluvia en las gradas
porque el triunfo de tu equipo es tu triunfo
y aunque tengas que volver caminando
varios kilómetros para llegar a casa
nadie apaga la llama olímpica que tú guardas.
GRUPO FUEGO DE LA POESÍA: ALMUERZO EN HOMENAJE A FERNANDO LAMBERG
Palabras de Homenaje a Fernando Lamberg en el almuerzo mensual del Grupo Fuego de la Poesía, Santiago de Chile, Junio de 2008.
Está de nuevo con nosotros Fernando Lamberg, uno de los fundadores del grupo en 1956. El reside en Caracas desde hace más de trienta años, pero nos acompaña espiritualmente en cada uno de nuestros encuentros.
Busqué datos bibliogŕaficos de Fernando en el "Diccionario de Literatura Chilena" de Efraín Szmulevicz (1977). ¡Qué bueno es reconocer la acuciosidad y la abnegación con que Efraín destacó la obra de los autores de esta que llamó su segunda patria!
El autor que hoy nos ocupa ha sabido responder con creces la visión de Szmulevicz. Continuó desarrollando su labor docente hasta ser candidato a Rector de la Universidad Técnica del Estado, y su labor literaria hasta el título más reciente: "Versos Teatrales", publicado en Caracas el año 2007.
Este prolífico autor reside en Venezuela desde 1976. Allá sigue ganándose el pan, como escritor, como docente y como esposo de Berta, su eficiente secretaria. Y como en estos últimos 30 años sus retoños han formado sus propios y tropicales nidos, el ahora patriarca y Berta asumen la temeraria, dulce y grata misión de permanecer junto a su tribu, que consta de tres hijos y siete nietos.
¡Albricias, Fernando! Por tus obras de carne y papel, el Grupo Fuego de la Poesía que tú contribuiste a formar desde el Círculo de Periodistas, levanta en tu honor su copa colmada de sueños y resonancias de aquellos años que estremecen el alma.
sábado, 21 de junio de 2008
COMPAÑERO PRESIDENTE
FERNANDO LAMBERG (especial para publicación de Casa de las Américas en el Centenario del Natalicio de Salvador Allende)
Compañero Salvador, compañero presidente:
el último resplandor de tu vida fue tu muerte.
Combatiste cada día por los humildes,
por la salud, el pan, las letras, el techo de los pobres.
Naciste dentro de una burguesía que no te perdonó
que rechazaras sus columnas doradas,
que salieras a entregar amor y combate.
Una burguesía que te odió porque eras el ejemplo
del hombre que tiene una moneda y la comparte,
del hombre que emplea las tablas de la ley
para ayudar a los débiles,
del hombre que sale a curar las heridas del pueblo.
Era necesario derrotarte. Y más aún destruirte
para que nunca más un médico graduado con honores
se acercara a un obrero, a una mujer humilde, a un niño de barriada.
Y no era suficiente con matarte.
Había que lanzar la infamia y la mentira
para que nadie acompañara tu noble figura.
Había que lanzar sobre tí la lluvia de las peores calumnias
y elevar como ejemplo la imágen del traidor, la imágen del ladrón
diciendo que él había salvado al país
de los horribles gérmenes de la igualdad,
de los bacilos de la fraternidad,
de la peligrosa doctrina de la unión de los pobres.
Ensayaron contigo el halago y la
Entonces trataron de impedirte
pidieron al poder extranjero cien
Para Chile Septiembre era el mes de la patria,
la jornada de la primavera, con el sonido de la cueca y de las tonadas,
con volantines volando entre las nubes blancas.
Los oligarcas permitían cantar al pueblo
mientras no se acercaran a sus mansiones
y permitían bailar al pueblo
mientras no reclamara un pedazo de tierra.
Ese pueblo se volvió peligroso.
Entonces el fascismo convirtió Septiembre
en un mes sombrío y maldito.
Sombrío por la ambición, maldito por la traición.
Los pobres no debían llegar al
te convertiste en el combatiente que tenían que destruír.
Los traidores consiguieron comprar empresarios,
sobornar senadores, alquilar jueces,
inflar las velas de la codicia, lanzar los buitres de la ambición.
Los aviones volaron con su carga mortal sobre el palacio.
Ardieron los tejados, los balcones, los naranjos de los patios.
Compañero Allende: te defendiste disparando contra los enemigos.
Hombre de leyes, tribuno de la constitución,
morías empuñando las armas junto a tus fieles luchadores,
manteniendo tu palabra de lealtad,
cumpliendo el juramento de defender al pueblo.
Los soldados consiguieron
Moriste renaciendo como todos
que caen como una semilla y surgen como un árbol,
que llegan como un río hasta el mar de la mañana.
Y tu ejemplo está allí
entre los muros del palacio, entre la calles de Santiago,
entre las anchas alamedas.
Compañero Salvador, compañero presidente,
el último resplandor de tu vida fue tu muerte.
FERNANDO LAMBERG
domingo, 15 de junio de 2008
¡ PRESENTE !
Compañero presidente,
compañero Salvador, compañero Allende,
usted contesta ¡presente!, presente como siempre
y es cierto que está aquí con nosotros,
que comparte nuestros combates,
nuestras penas, nuestras alegrías
y no podía ser menos
porque juró defender el poder que le dimos,
el poder que surgió de usted y de todos nosotros,
el mandato en el palacio,
el sillón presidencial, la banda presidencial,
las murallas blancas en el patio de los naranjos.
Y cuando usted dice ¡presente!
vuelvo a ver sus anteojos, su sonrisa cordial
y escucho el metal de su voz
pidiendo que no nos sacrificáramos en vano,
que usted pagaría con su vida la lealtad del pueblo
y anticiparía los caminos
para que avanzara el hombre nuevo.
Por eso cuando escucho su voz, compañero,
su voz más poderosa que las explosiones,
más fuerte que la traición,
más profunda que la cobardía,
siento al mismo tiempo
el dolor del pasado en el pecho
y la luz de la mañana en las entrañas.
Y cuando yo grito ¡presente! y usted grita ¡presente!
la estrella brilla más en la bandera
y son más anchas las anchas alamedas.
FERNANDO LAMBERG
UN CANTO PARA EL CHE
Si la tierra despertara
te contaría sus sueños, comandante Che Guevara.
Si la tierra caminara
te seguiría los pasos, comandante Che Guevara.
Y si la tierra cantara
cantaría para ti, comandante Che Guevara,
porque fuiste y sigues siendo el ejemplo de una vida pura,
del hombre que combate hasta la muerte
para entregar a los demás los frutos de la vida.
En tu boina guerrillera brilla otra vez la estrella,
médico, constructor, maestro,
a carta cabal revolucionario.
Viajaste por tierras de América
en la motocicleta de la odisea,
atendiste a los leprosos de Cabo Blanco,
fuiste el combatiente de Palma Mocha y de tantos lugares.
Después del triunfo administraste los bienes del humilde,
el tesoro del pobre.
En las tribunas internacionales
te enfrentaste a la infamia del imperio.
Combatiente congoleño, visitante de tantos países,
los paralelos y los meridianos supieron
de ti y de tu bondad profunda,
de tus jornadas incorruptibles, de tus fecundos días.
La traición cortó tus manos
pero nadie
pudo cortar los puentes profundos
que te unían con el pueblo.
Y es por esas causas y por tantas otras causas
que si la tierra cantara
cantaría para ti, comandante Che Guevara.
FERNANDO LAMBERG
domingo, 8 de junio de 2008
MUERTE Y RENACIMIENTO DEL COMPAÑERO ALLENDE
Apoyó el cañón de la metralleta contra su barbilla.
El combate había durado varias horas.
Desigual combate entre un puñado de valientes
y las desatadas furias del infierno.
Las bombas de los aviones incendiaron el palacio.
El alcanzó a incendiar un tanque enemigo.
La metralleta era el regalo de otro combatiente,
de un combatiente que llegó al poder
por la justicia y la violencia;
pero él, el hombre que estaba entre las llamas,
alcanzó el poder por la elección del pueblo
y juró defender el poder que recibió,
la confianza en él, la amistad, la fe.
Juró defender con su vida el poder popular,
el mandato que le fue entregado.
Vivió heroica y dignamente
y sabia la ruindad de sus enemigos.
Sabia que la infamia tratarla de ofenderlo y humillarlo.
No quiso que quebraran sus manos.
No quiso que las águilas del imperio
rasgaran sus entrañas.
Sabía que su recuerdo brillaría
sobre la calumnia y la infamia.
En un segundo pasaron ante él las imágenes de su existencia:
los años de estudiante, de médico, de senador, de presidente,
todos los años con el pueblo y para el pueblo.
Otra vez la oligarquía había ganado una batalla;
pero no había vencido en la guerra
porque esa guerra continuará hasta que cada niño
sonría ante un vaso de leche,
cada joven pareja se detenga a contemplar las nubes,
cada anciano sienta en sus venas
una chispa de la antigua primavera,
cada sendero lleve hasta la paz y la justicia.
Oprimió el cañón contra su barbilla y disparó.
Con la ráfaga de la metralleta
comenzó su largo camino hacia las anchas alamedas.
FERNANDO LAMBERG
ÁGUILA
El águila poderosa sufre la desdicha
de servir de imagen de la injusticia.
En la naturaleza
los animales siguen leyes inmemoriales.
No es el odio el que guía as garras
sobre los corderos; no es la ambición
la que derriba ovejas.
Nunca ha pretendido el águila dominar
ni indicar los caminos.
La codicia humana vuela
a destruir lejanas tierras,
desata interminables males
y luego miente descaradamente
diciendo que el águila tiene
alas imperiales.
FERNANDO LAMBERG
LOS NIÑOS INVISIBLES
Lo importante no era el crimen.
Lo importante era ocultar la imagen del crimen.
Cuando alguien lanzó la orden de bombardear la ciudad inocente,
cuando alguien ordenó matar niños, ancianos, mujeres
y algunos desesperados combatientes.
El ataque llegó de improviso
con las mortales alas de la alevosía.
Se afirmó que solamente se alcanzarían objetivos militares.
Evitarían los daños colaterales.
Por desgracia una bomba de racimo al estallar
causa consecunecias imprevistas.
No importaba que se ejecutara el genocidio.
Las instrucciones pedían mantenerlo escondido.
Para los invasores el crimen no televisado
perdía su condición de crimen.
Las manos teñidas de sangre seguían siendo limpias.
Los dientes de las bestias no destrozaban vidas.
Se ordenó volver invisibles a los niños.
Ni sus cuerpos ni sus rostros debían ser conocidos.
Niños que apenas comenzaban su camino.
Sólo algunos soles compartieron sus juegos.
Sólo algunas lunas alumbraron sus sueños.
¿Quién llorará la muerte de niños invisibles?
¿Quién puede condenar lo que no ha visto?
El patriota de un país lejano presentó ante las cámaras
la imagen de esos rostros y esos cuerpos,
aquellas víctimas en el lugar del crimen.
Entonces los guardianes de la honra del imperio
lanzaron gritos mas allá del cielo.
Se manchaba el borde del traje del asesino;
se ensuciaban las botas imperiales.
Todos sabían que la ambición fingía ser libertadora y defensora.
Nadie ignoraba que la codicia arrasaba el territorio.
Por esa codicia lanzaron a los niños a las cavernas sombrías.
Por esa codicia la inocencia fue destruida.
Los canales de comunicación no debían mostrarlos.
Los mensajeros tenían que esconder el mensaje.
El patriota de un país lejano dijo que esos niños habían existido
y dejaron de existir bajo la violencia.
Con el pretexto de atacar el terror
se extinguió la llama de esas vidas.
¿Quién podía creerle a quien mostraba una verdad escondida?
Los asesinos quedaron tranquilos.
Ojos que no ven no pueden condenar.
Lo importante no era el crimen.
Lo importante era ocultar la imagen del crimen.
FERNANDO LAMBERG
GUERNICA
Si se pudiera rescatar
un solo retrato del Siglo Veinte
sería "Guernica".
No se divisan los aviones
no se ve caer las bombas
ni se escucha el estruendo de los bombardeos;
pero el dolor crece como una ola
y el hombre que yace con la espada rota
y la madre con el hijo muerto entre los brazos
nos recuerdan que desde hace milenios
han pretendido apagar con fuego
la sed del pueblo.
FERNANDO LAMBERG
IDEOLOGÍA
La revolución puede tener una piel hermosa y unos ojos bellos;
pero esto no le basta para caminar.
Para caminar necesita apoyar los pies en el hueso ideológico,
afirmarse en la vértebras de la táctica y la estrategia,
sostenerse en la espina dorsal de la doctrina.
Compañero, compañera: sin ideología
podemos pensar que existen seres providenciales
y apoyar con estusiasmo al sonriente deportista,
a la cautivante candidata
o al desconocido
que tal vez traiga la alfrombra voladora del futuro;
podemos creer que con la muerte de un oligarca terminó la oligarquía;
podemos ayudar a un gobierno que rechaza a los humildes,
descuidar al enemigo discutiendo
cuál azul es más azul o cual amarillo es más amarillo
o ahogarnos en un dedal de agua.
Sin ideología la revolución es una belleza invertebrada.
No basta con la amistad
porque podemos ser amigos de nuestras equivocaciones.
Ni siquiera basta con la lealtad
porque podemos ser leales con nuestros errores.
El amor es hermoso. Indudable.
Pero amar las sendas oscuras no conduce hacia la luz
ni amar la neblina sirve para orientarse.
Sin una ideología podemos pensar que es suficiente
fijarse una meta y dejar a los demás arreglarse como puedan;
podemos dejar de ser los jóvenes rebeldes
y convertirnos en ancianos sumisos o vendidos.
No existen los golpes de luz que aclaran los acontecimientos
ni la intuición profunda que se anticipa a la razón
ni la llama subconsciente ni el caldero del brujo
ni los naipes adivinos ni el triunfo irracional.
Compañero, compañera: la revolución puede tener
una piel hermosa y unos ojos bellos;
pero eso no basta.
Abramos las puertas de la ideología
para que podamos dominar el mañana.
FERNANDO LAMBERG
CANTO A CARLOS MARX
Poetas del mundo, uníos para cantar a Marx,
al joven Marx, al Marx adulto, al anciano Marx
porque junto al combate está el canto del combate
y junto a los porfiados hechos viven las tenaces palabras.
Carlos Marx, sacaste a la luz la verdad que tanto siglos ocultaron:
el motor de la historia es la lucha de clases
y ante esta verdad cayeron las máscaras de la falsa libertad,
la falsa igualdad, la falsa fraternidad.
Llegaste del mármol de la filosofía al hierro de la economía.
En tu obra los átomos de Demócrito giran
y el río de Heráclito deviene;
la lógica de Hegel contempla con asombro
como la llevaron del cielo a la tierra
y la economía enseña que el trabajo produce
un valor que los voraces vampiros devoran.
Fuiste el nadador profundo en los océanos del pensamiento
y el accidentado caminante en los terrenos de la vida.
La fiel jenny te acompañó junto a los hijos que sobrevivieron
y los hijos arrebatados por la miseria.
Porque conociste la pobreza en carne propia y en la carne proletaria
y viste como el capital humillaba y destruía la familia obrera.
El capitalismo ahorcaría a los pobres
si no nebesitara del sudor de ellos mientras viven
y de la sangre de ellos mientras agonizan.
Marx: permíteme llamarte carlos
porque somos compañeros del mismo planeta
y aguardamos la llama del mundo posible.
Viajaste por tierras de Europa
perseguido por quienes vieron en ti el heraldo de la verdad,
ese que descubre las trampas y avisa a alas víctimas,
ese que no renuncia a la antorcha que lleva.
El generoso y abnegado Engels afianzó tu vida
y hombro con hombro levantó contigo
la invencible muralla del Manifiesto.
Es el largo camino que va
del infierno capitalista al paraíso del socialismo.
Es un camino en que avanzamos con puños y piedras,
con combates y banderas.
Y al borde del camino acechan el revisionismo,
el dogmatismo, el entreguismo
como serpientes que estrangulan con sus fuertes anillos.
Vamos de la injusticia a la justicia,
de la desigualdad a la igualdad,
del egoísmo a la fraternidad.
El marxismo es el más alto humanismo
en que cada hombre tiene su propio ser y el ser de todos.
Desde el pretérito hacia el futuro llega Marx
con su frente de roca, sus ojos de león y sus barbas torrenciales.
EL combatiente del siglo XIX es el combatiente de todos los siglos.
Las ideas no mueren. Las ideas siguen vivas
sobre los cuerpos de los perseguidos y los desaparecidos,
sobre las derrotas y sobre las victorias.
El capitalismo sólo puede ganar dinero.
los hombres verdaderos tienen un mundo que ganar
y junto contigo, Marx, asaltarán el cielo.
HIMNO A LENIN
Vladimir ilich Ulianov,
Presidente del Consejo de las Comisarios del Pueblo,
contigo y junto a tí la revolución de Octubre
asaltó el siniestro Palacio de Invierno,
derrumbó el sombrío poder de los zares
y se enfrentó a la contrarrevolución
porque veías el porvenir,
porque tus ojos decididos miraban el mañana.
No sólo colocaste los cimientos, los pilares
sino también paredes y puertas,
balcones y ventanas.
Unión Soviética, sueño hecho realidad,
energía convertida en materia,
doncella de quince repúblicas con las heroicas trenzas al viento.
Vladimir Ilich: moriste en brazos de la Unión Soviética
sin conocer su difícil futuro.
Millones de seres defendieron sus murallas
contra la arremetida de las bestias fascsitas;
con heroísmo increible,
con el amor patrio ardiendo en las entrañas.
Y después de la victoria sonrió al mundo
la Unión Soviética de los tractores y el trigo,
de las fábricas y los martillos,
de Yuri y Valentina como veloces estrellas por el cielo.
Luego la historia se tornó confusa
entre el dogma y la apertura,
entre la intolerancia y las concesiones.
Una cúpula lejana al corazón de la patria
vendió y compró las entrañas del pueblo,
destrozó los miembros de la hermosa Unión.
Vladimir Ilich, la bandera de la hoz y el martillo
con un alarido y un sollozo abandonó el asta
en que flameara con orgullo tantas décadas.
No fue una rendición, fueron desvíos y laberintos,
el extravío de quienes dejaron la senda leninista
creyendo que la transparencia vencería al egoísmo,
que una débil reestructuración era posible.
El enemigo de siniestras carcajadas
vió que la unión se volvía desunión;
la disciplina, indisciplina; la vigilancia, abandono.
Lenin: sabes que no podemos ajustar la realidad a la teoría.
Tenemos que emplear la teoría para construir la realidad
y en este combate prolongado y titánico
es tu herencia, Lenin; es tu mensaje, Lenin,
la luz que nos guía, el sol que orienta,
la brújula de tierra y mar.
Los libros que escribiste nos indican qué hacer.
Honor a Lenin, honor a la Unión Soviética,
honor a los caídos y perseguidos.
Un himno gigante resuena sobre los océanos y las montañas,
el himno que anuncia la aurora.
Los pueblos quieren ser felices.
Los pueblos tienen derecho a ser felices.
Y con el pueblo estás presente ahora y siempre, camarada Lenin.
FERNANDO LAMBERG
jueves, 5 de junio de 2008
Una ORQUÍDEA para VIETNAM
UNA ORQUÍDEA PARA VIETNAM
Desde el trópico, desde la tierra venezolana
te entrego esta orquídea,
Vietnam indomable, Vietnam infatigable,
ejemplo del más alto valor y el más profundo amor.
El imperio lanzó contra ti toneladas de bombas,
destruyó las aldeas, incendió los árboles,
envenenó los suelos y las aguas.
El napalm, la dioxina, las armas imperiales
no lograron quebrar tu corazón.
Del hombre más anciano al niño más pequeño,
de las incansables mujeres combatientes,
desde los sangrientos arrozales surgió la victoria,
desde las humeantes aldeas se venció al enemigo.
Y hoy la paz abre sus brazos fecundos hacia el cieloasí como esta flor de acero y de cristal
abre por ti sus pétalos, heroico Vietnam.FERNANDO LAMBERG
domingo, 27 de abril de 2008
FÁBULA DEL VIAJE
porque le habían dicho
que los comunistas enviaban a sus niños a Moscú
y ella quería que su hijo conociera esa ciudad
con la nieve y con los abedules
pero sus ingresos no le permitían
pagar ni la centésima parte del pasaje.
Los comunistas le dijeron que eso no era cierto,
que ellos no financiaban tales viajes,
que mejor educara a su hijo para la lucha social
en vez de imaginarlo vestido de pieles en la Plaza Roja.
La mujer regresó al hogar y encendió el televisor
donde tantas veces le habían afirmado
que si ganaban los comunistas
su hijo tendría un porvenir moscovita.
Después de varios comerciales
apareció la analista política
con una hermosa chaqueta bordada
asegurando que los rojos enviaban a sus hijos a Moscú
para convertirlos en asiáticos terroristas.
Entonces la mujer que escuchaba la advertencia
sin saber de qué lado se encontraba la verdad
perdió por un momento la razón y rompió el televisor.
A petición del público se deja
pendiente la moraleja.
FERNANDO LAMBERG, ABRIL DE 2008
sábado, 26 de abril de 2008
ÑUÑOA
Algunas tardes son ligeras como un sueño;
otras vagan como animal sin dueño.
Unas tardes son puras como un niño;
otras se adornan con lámparas extrañas.
Algunas tardes son lentas como un año
y otras arden en el fuego pequeño.
Olvidé algunos atardeceres; pero añoro
las hojas que uno pisa en el otoño
en las tranquilas tardes de Ñuñoa.
jueves, 24 de abril de 2008
PABLO NERUDA
Un poeta entró tan profundamente en la materia
que tocó las húmedas fibras de la madera,
escuchó la áspera voz del apio
y vio volar las empapadas alas del vino.
Estaba frente al mar,
frente al mar siempre igual y siempre diferente.
Las olas chocaban contra la arena.
En la playa todavía quedaban alguna ágatas.
El golpe violento de la traición
hizo que el poeta
-dejando su envoltura terrenal-
volviera a ser materia.
FERNANDO LAMBERG, ABRIL DE 2008
GABRIELA MISTRAL
Bajo el ardiente sol del valle de Elqui
una niña jugó que iba a ser reina.
Fue mucho más.
En un lejano país nórdico
un rey le entregó el premio
que habían merecido su prosa coloquial
y la áspera ternura de sus versos.
El rey era mortal. Ella inmortal.
Una inmensa marea de seres y de lágrimas
acompañó sus restos
bajo el ardiente sol de Santiago de Chile
cuando Gabriela -rebelde greda-
volvió a la tierra.
FERNANDO LAMBERG, ABRIL DE 2008
VICTOR JARA
Golpearon sus manos para que dejara de cantar.
Quebraron sus huesos para que dejara de cantar;
pero siguió cantando.
En el pasado los juglares llegaban a las plazas
y el público escuchaba las batallas,
la valentía indomable de los combatientes
y la traición de quienes
no soportaban el resplandor de las hazañas.
Luego el juglar volvía al camino
para entonar nuevas canciones.
Este hombre murió aferrado
a su pueblo y a su guitarra
era un juglar y un héroe.
FERNANDO LAMBERG, ABRIL DE 2008
VIOLETA PARRA
Una mujer que merecía
ser llamada muchas veces mujer
vivió en una carpa de circo
tocando una guitarra e inventando canciones.
Su voz inconfundible mezclaba
la tierra y la piedra,
el amor y el agua.
Sus elementales tapices de lana
colgaron los muros más famosos.
Sus canciones viajaron por los continentes.
Para ella la existencia sin amor
no valía nada.
La vida le dio mucho,
hasta le dio el valor de abandonar la vida
cuando pensó que el amor la abandonaba.
FERNANDO LAMBERG, ABRIL DE 2008
LA CONSTRUCCIÓN DE LAS CÚPULAS
Un edificio majestuoso se eleva con una cúpula.
La revolución se hunde con ella.
Pensemos en las grandes cúpulas:
la de Santa Sofía en Estambul,
la que proyectó Miguel Ángel para la cúpula de San Pedro,
la de Taj Mahal en India.
Hermosas, imponentes, imprescindibles
exhiben bajo la bóveda del cielo azul su belleza
pero la revolución las rechaza
porque toda cúpula la aplasta.
Veamos el proceso perverso de la construcción.
Desde el fondo, del barro, de la piedra
comienza a surgir un edificio
elevado por incontables manos.
Sus ladrillos se pueden teñir de sangre;
caen combatientes de los andamios.
La oligarquía intenta tumbar las murallas
pero los muros siguen subiendo
y de pronto comienzan su labor desde dentro
fuerzas que se apoderan de la arquitectura,
poderes que controlan la ingeniería.
Es una ínfima minoría
que pretende representar a todos,
unos escasos que se declaran multitud,
un grupo que se autodenomina muchedumbre.
Y comienzan a apagar las antorchas recientes.
El joven edificio se vuelve pretérito.
El impulso al futuro se torna arqueológico.
Los pocos números instalados en la cúpula
condenan a los demás al silencio,
a la inacción,
a la ignorancia de los pactos secretos.
Compañero, cuidado
porque la fuerza del barro original puede convertirse
en el frágil caparazón de una cúpula que revienta
arrastrando consigo
los incontables albañiles que con sudor y sangre
levantaron los muros del edificio.
FERNANDO LAMBERG, ABRIL DE 2008
LA EPOPEYA DEL 13 DE ABRIL
El trece de Abril un pueblo sin armas salió a combatir;
el trece de Abril un pueblo sin armas salió a defender
su profundo derecho a vivir,
su derecho a la tierra, a la escuela,
a los dorados frutos de la salud.
En el palacio de gobierno un puñado de traidores
quiso encadenar al país.
Un puñado de ambiciosos creyó que la traición
apagaría las luces de la revolución.
No contaban con el pueblo,
un pueblo que nunca conocieron, un pueblo
que para ellos sólo era el objeto de la explotación.
Y el trece de Abril los traidores sonrieron ante la televisión.
Habían secuestrado al líder,
habían apresado al guerrero de la luz.
Por eso sonrieron ante las cámaras serviles y las serviles grabadoras.
Pero de pronto se sintió el rumor, el clamor,
el grito creciente e invencible del pueblo
que con sus trompetas tumbó las murallas del odio,
que con sus banderas derribó los muros del títere
que solo unas horas mantuvo en su atroz telaraña
a los que querían ser sus servidores,
a los que peleaban por ser los esclavos de la felonía,
a quienes pedían las migas inmundas de la torta inmunda,
a quienes querían entregar la patria,
vender nuestra tierra, vender nuestro cielo,
vender el petróleo y el agua y el aire y el alma.
El grito del pueblo sonó en los oídos de los conjurados
y el grito de leales soldados
que agitaron la enseña gloriosa
con que en los combates venció nuestra sangre.
Y por los pasillos del palacio huyeron ratas y ratones,
lechuzas y arpías
mientras resonaban los pasos del pueblo,
mientras se escuchaba el corazón del pueblo
que con sus latidos de lealtad y coraje
rescató a su líder, rescató a su patria
mientras el asombro del mundo miraba
la increíble gesta de un pueblo sin armas
que luchó y logró otra vez su derecho a vivir,
su derecho a cantar,
su derecho a pisar la tierra y a bailar
y sentir los rayos del sol que ilumina
a los combatientes del trece de abril.
FERNANDO LAMBERG
miércoles, 23 de abril de 2008
SALUDO AL BRAVO PUEBLO
¡Salud, bravo pueblo! Te saludo porque hoy es tu día,
porque tuyos son todos los días,
las noches, los meses, los años, los siglos de historia fecunda.
Salud, bravo pueblo, que quieres tumbar en el barro
la torre de la soberbia de aquellos que beben tu cálida sangre,
tu sudor, la sangre que nace
en tus venas abiertas y tus anchas arterias;
que quieres que caigan al barro los viles negreros
que intentan pagar con monedas escuálidas
el noble valor del trabajo.
Se ven las banderas, se escuchan los gritos del pueblo
que lucha, que sufre, que vive y que muere,
que muere y revive otra vez elevando
la noble canción del martillo,
la clara canción de la espiga que crece en el surco,
la hermosa canción de la madre que mece a sus hijos.
Salud, bravo pueblo que estrella en el suelo
a aquellos que niegan salud a los pobres,
que esconden los libros, que quieren matar la alegría,
que intentan robarse la tierra de todos y el agua de todos
y prefieren dejar su veneno en el aire
antes que perder uno de aquellos billetes verdosos de bilis.
Si pudieran sacarle a los pobres los huesos
y el tuétano de esos mismos huesos lo harían
porque esperan que tú, noble pueblo,
agonices comiendo miseria
y esa oligarquía pretende nombrar como cómplice
a un dios que para ellos no inspira ni amor ni respeto
y solo te dejan vivir porque aguardan
quitarte hasta el último aliento
y además te aseguran que si logras soportar la infamia
llegarás a un cielo en el cual ya ellos se encuentran sentados
porque una vez le dieron como misericordia
un pedazo de pan a un hambriento.
Pueblo que vas por las calles, que vas por los cerros,
que vas por el borde del río o del mar caminando
y buscando el futuro,
junta las banderas, reune los gritos de los oprimidos,
golpea la torre soberbia de los oligarcas,
levanta el puño contra los malvados
y estrecha en tus brazos fraternos
a los campesinos, soldados, mineros, obreros,
a cuantos elevan la hermosa bandera de aquellos humildes
que un día cercano serán soberanos
del reino de esta tierra,
del imperio del bien, del planeta de todos.
Hoy te saludo, bravo pueblo, porque hoy es tu día,
porque todos los días son y serán tus días,
porque estás presente ahora y siempre.
FERNANDO LAMBERG
martes, 22 de abril de 2008
FÁBULA DE LOS BURLADORES
Tres burladores inventaron un poeta llamado Metaforón,
forjaron varios poemas
y ofrecieron esa producción al público soberano
con los más sonoros adjetivos.
-Si ustedes observan el tejido de la obra
verán el centro de un oximoron magnífico,
a la izquierda una delicada aliteración
y a la derecha una espléndida onomatoepya.
El público asombrado no se atreve a decir que en esos versos
no veía ni belleza ni fuerza ni tristeza ni alegría.
Sin embargo un sujeto al cual le importaba un bledo
que lo llamaran zafio, torpe, analfabeto, rústico,
afirmó que el tejido mo existía
y que Metaforón estaba mas desnudo
que cuando los comadrones lo trajeron al mundo.
Alentados por ese irreverente
otros sujetos y otrsa sujetas
comenzaron a decir lo mismo
y los burladores escaparon adonde no los encontrara
el público soberano.
A pesar de todo la situación no cambió demasiado
porque Metaforón cobró vida verdadera
y afirmó que sus descubridores
eran los mejores críticos de la Tiera.
A esta historia puede agregarse una sentencia:
el que quiera ver que vea y el que quiera creer que crea
FERNANDO LAMBERG, 2008
ANGELMÓ
Lanchas chillotas llegan con primicias marinas:
mejillones que entreabren sus dos ásperas valvas,
débiles velas que hacen trayectorias extensas,
historias de pincoyas que danzan sobre el agua.
Miro el mar, las espumas que en el piélago
dejan sus blancas señas,
y trato de no ser, de no pensar, de hundirme
como el canto en la pluma de un ave sin garganta.
Rostros rojos, pupilas vacías, cortos miembros
elevan la armadura calcárea del molusco
y el mar toca los pies del fugitivo isleño
como plegaria u orden, como rival o amante;
solo que tú no estás,
solo que el viento aulla.
Angelmó eleva su amplia, húmeda arboladura
y a sotavento zarpa mi corazón ahora.
Las ruedas de las carretas llegan hasta el mar;
los caballos dejan sus remos en el mar;
el día de empapado gris sacude el cielo
y las primeras gotas caen sobre los barcos.
¿Debo permanecer , seguir observado el cielo
para que el agua caiga como llanto en mis ojos?
¿Debo hundir una mano en el piélago obscuro
tal como el sentimiento se anega en tu memoria?
Nada puedo decir; solo pienso
que los chillotes deben traerte desde el mar,
semejante a un botín prodigioso;
igual que una deidad marina,
de la misma manera que un mágico despojo.
pagaría con sangre tus sonrosados labios
y con llanto la líquida luz de tus pupilas.
FERNANDO LAMBERG, 2008
LA BOTELLA DE VINO
El aire envuelve al vidrio,
el vidrio envuelve al vino,
el vino con sus suaves vapores envuelve el espíritu
del que destapó la botella de vino.
Bendita botella tantas veces maldecida,
no eres tú con tu cuerpo transparente y tus entrañas de uva
la que produce la tragedia o la comedia,
la pelea a puñal, los golpes a la compañera.
Es el que no sabe administrar tu herencia,
beber con equilibrio y alegría, hablar con prudencia,
planificar o recordar con calma,
elevar otro brazo en el brindis patriótico,
sonreír desde la copa a una mujer encantadora,
compartir un sorbo con el recién llegado
o despedirlo en el cordial trago del estribo.
Botella centenaria,milenaria
patricia, plebeya,
tú no me darás un golpe bajo si no lo busco,
no me enviarás al suelo si me cuido.
Por eso entono un canto en tu honor,
miro el fondo del último vaso,
recuerdo al invitado que cambió el agua en vino
y le envío un fraternal saludo bíblico:
-¡Hasta verte, Cristo mío!
FERNANDO LAMBERG, 2008
miércoles, 16 de abril de 2008
AQUEL HOMBRE
Un hombre era tan pobre que sólo tenía una camisa rota
y tan inmensamente rico que su corazón albergaba a la América entera;
un hombre era tan débil que la muerte no combatió con él
y tan poderoso que su mensaje atravesó los siglos;
un hombre era tan viejo como el puñal traicionero que atravesaba su corazón
y tan joven como los infinitos sueños que guardaba;
un hombre no tenía donde caerse muerto en su ciudad
y estaba vivo en todas las montañas;
su cuerpo no tenía una gran estatura
y su alma llegaba más allá de las estrellas;
un hombre estaba muy enfermo
y su doctrina podía sanar los continentes;
un hombre murió asistido por unos pocos amigos
y revivió en los pueblos incontables;
un hombre rechazó la corona y el cetro
y a sus pies se rindieron las naciones;
un hombre se volvió esclavo del prójimo
y la libertad nació bajo su dominio;
un hombre amaba la paz
y fue el héroe colosal de las batallas;
un hombre amaba a Caracas
y le prohibieron regresar a ella;
un hombre pensó que había arado en el mar
y su semilla fecundó la tierra;
un hombre pensó que bajaba desarmado al sepulcro
y su espada camina por los caminos del mundo.
FERNANDO LAMBERG, 2008
JULIÁN GRIMAU
Cuando en abril llega a Madrid la primavera
el cuerpo de Julián volvió a la tierra.
Mucho antes la guerra había terminado,
la guerra que mató a un millón de españoles.
Julián creyó que podía regresar,
pisar otra vez el suelo de la patria.
Ignoraba que el odio y la infamia lo esperaban.
No fue con un beso en la mejilla
sino con un apretón de manos que el traidor lo entregó.
Antes del juicio se sabía la sentencia.
Lo acusaron de haber cometido hacia muchos años
crímenes que no existieron ni pensó cometer.
Los testigos no dieron la menor evidencia.
Solamente decían que otros aseguraban que otros habían dicho...
Para el tribunal fue suficiente.
Una vez más un inocente fue llevado a la muerte.
Julián tenía que morir por su rebeldía,
por su creencia en el bien, por su fe en la humanidad.
No fueron escuchadas las voces que pedían justicia,
las voces que en el mundo pedían libertad.
Julián murió en Abril cuando llega a Madrid la primavera.
Los fusiles sonaron en los campos de Carabanchel.
Pidió que no vendaran sus ojos.
En el recuerdo vió a su esposa y a sus hijos.
Y murió mirando la luz del alba.
Cuidado hermanos, amigos, compañeros.
El odio necesita nuevas víctimas.
Otra vez los bombarderos matan nilos descalzos.
De nuevo el fuego quema las aldeas.
Debemos responder.
El poderoso puño del amor debe golpear al odio.
Las luces de la paz deben vencer a las sombras.
En las semillas, en las raíces, en las hojas
está presente un mundo nuevo.
Julián Grimau; desde la tierra tu nombre suena
como el clarín que llama a las batallas.
Julián Grimau; desde la tierra tu nombre suena
como el viento que agita las banderas.
FERNANDO LAMBERG
LOS REALES
En este momento tengo la ocasión de contar mis reales,
los reales que están ante mí y los que dejé
en las taquillas del banco,
los reales de la tarjeta de crédito y la tarjeta de débito,
los reales de la canasta alimentaria,
del bono vacacional, del convenio colectivo,
del reajuste de sueldo, de las utilidades,
de los años de la antiguedad y los bonos de estímulo,
de los intereses de las prestaciones,
el interés del depósito a plazo fijo,
los viáticos, las horas de trabajo extraordinario,
los auxilios de la caja chica,
las ganancias de la caja de ahorros,
los reales reales, los reales ideales, los reales virtuales,
la sombra de los reales pasados y la luz de los reales futuros,
reales que desaparecen entre las compras, las deudas,
el carro, el transporte,
los compromisos impostergables, las consultas, los medicamentos,
el alquiler, las tarifas, entre las comidas y bebidas,
entre el viaje y los restoranes,
entre las aguas del lago de la familia
y los reales de la vestimenta y los reales del aseo personal,
y reales que en realidad no se a donde se fueron,
reales en periódicos, en libros, en discos, en películas
y en la escultura que nadie cree que es africana
y la pintura abstractamente figurativa,
sin contar los muebles, las sábanas, las lámparas de moda
y ésta máquina humana que no cesa de consumir y consumir
como si la tarea suprema de la vida fuera el consumo.
Si juntas las monedas tienes una escalera,
si juntas los billetes tienes una alfombra
y resbalas por la escalera y resbalas por la alfombra
mientras dentro de ti mismo surge el deseo
de que los reales con todo su realero
se vayan a las mismas montañas del infierno.
FERNANDO LAMBERG, 2008
sábado, 12 de abril de 2008
POEMA EN BLANCO Y NEGRO
Un error de muchos años sigue siendo un error.
Llamar blanca a la inocencia y negra a la perfidia
sigue una tradición pero no una verdad.
El blanco puede ser señal de la traición
y el negro ser la huella de la lealtad.
Una simbología obsoleta va par malos caminos.
En el ajedrez la dama negra sobre la casilla negra
puede darte la victoria
y la dama blanca sobre la casilla blanca
hundirte en la derrota.
Negro es al color de un científico ante el microscopio
y blanco el color de un asesino con una metralleta.
Negro es el carbón que mueve las máquinas
y blanca la nieve que las paraliza.
Negra es la sartén familiar
y blanca la mesa sin sopa y sin pan.
Negro es el color de la letra que enseña
y blanca la página que no tiene letras.
Blanco es el fósforo que quema a los niños
y negra la noche que los protege.
Negro es el vestido de las viudas heroicas
y blancos los colmillos del lobo carnicero.
Durante el siglo XX
y a comienzos del siglo XXI
una Casa Blanca en el norte de América
representa el símbolo de la mayor infamia.
Por eso propongo
que con un puno de poderoso amor
derribemos ese castillo de la perfidia
y en su lugar levantemos la Casa Negra de la hermandad,
la Casa Negra de la paz, a Casa Negra de la alegría.
FERNANDO LAMBERG, 2007
HISTORIA DE UNA METRALLETA
Un cubano llamado Fidel
viajó al extremo austral de América,
a un país de larga y estrecha geografía.
En su isla tropical había sido el vencedor de las batallas,
el hombre que llegó al poder por la violencia,
el tumbador de la tiranía.
Ahora era el huésped de un chileno llamado Salvador,
de un hombre que llegó al poder con el sufragio popular,
con el mandato que el pueblo le entregó,
con un mandato que juró defender hasta la muerte.
Y el cubano, el combatiente de los cañaverales,
regaló al chileno una metralleta,
un arma ofrecida al guardián de los códigos,
al protector de la Constitución,
al parlamentario, al director de asambleas y sesiones.
Los mandatarios se estrecharon las manos.
Salvador agradeció el obsequio.
- Una metralleta para usted, presidente.
- Sabré usarla, comandante.
Luego Fidel regresó a su isla.
En el sur la tormenta se avecinaba.
A la tierra chilena llegó el golpe de la infamia
apoyado en las alas imperiales.
Traidores nacionales y extranjeros
hicieron que el palacio de gobierno ardiera en llamas
mientras dentro moría un puñado de valientes.
El que mantuvo hasta el último momento el respeto de la ley,
el que nunca permitió la injusticia de la fuerza
Tuvo que empuñar las armas.
¿Vale la pena defender los códigos
frente a la furia de los asesinos?
¿Es posible mantener la ley
ante las serpientes y las hienas?
Con la metralleta Salvador logró detener un tanque.
Los aviones volvían a pasar lanzando su carga siniestra.
Después de combatir durante horas
el Presidente de la República de Chile,
el compañero Allende,
se alejó en un momento de los otros combatientes.
Conocía la maldad de los enemigos,
El siempre defendió la dignidad de su país y su persona.
No quiso que las águilas sedientas bebieran su sangre,
que los verdugos del Imperio quebraran sus huesos,
que lo hundieran en un sótano antes de envenenarlo.
Vivió por el pueblo y para el pueblo.
Este día moría por el pueblo y para el pueblo.
Moría sabiendo que mas allá de las balas,
más allá de la derrota momentánea y las heridas del odio
se abrirían las anchas alamedas.
Apoyó el canon de la metralleta contra su barbilla y disparó.
Desde la isla tropical Fidel había llevado un regalo,
un arma que paso de héroe a héroe,
un arma para defender la paz del pueblo y su grandeza
y que ahora disparaba una ráfaga inmortal
sobre el corazón de América.
FERNANDO LAMBERG, AGOSTO DE 2006
viernes, 11 de abril de 2008
CHILENOS EN EL MUNDO
El viento de la dictadura
lanzó a muchos chilenos fuera del país
pero no impidió que ellos llevaran
la patria en el alma y lanzaran su semilla
en los más distantes lugares.
Verdejo en Berlín, Machuca en Amsterdam,
Soto en Hong Kong, González en Vietnam,
Jiménez en Moscú, Montesinos en Irán,
Olavarría en Praga, Carrasco en París,
tantos exiliados en los campos de América.
Y por todas partes fueron apareciendo las empanadas,
las humitas, el pastel de choclo, la cazuela de mariscos
y por encomienda viajaban los locos y el cochayuyo,
el orégano y el luche, los piures, el mote, los huesillos,
En Egipto aparecieron los picarones y en China las sopaipillas,
en Estocolmo el tinto con duraznos
y en Irlanda el blanco con frutillas.
Se prepararon intentos de curanto en olla,
de prietas con puré, de orejas de chancho, de chupe en lebrillo,
y en sitios tan lejanos escucharon que iríamos al tiro,
que como Colo Colo no hay
y se oían los discos de Violeta y de Víctor
y los poetas recordaban Chillán y Antofagasta,
Santiago y Valparaíso.
En otros paralelos se habló de chilotes y araucanos,
de nortinos y sureños,
de la cacha de la espada y la madre del cordero,
de la laguna de las tres Pascualas,
del atorrante Pedro Urdemales, del trauco y las pincoyas.
La cueca taconeó con el aro aro de Ña Pancha Lecaros
y en nombre de O’Higgins y en nombre de Allende
se abrieron plazas, calles y avenidas.
Al llegar a un lugar de fiesta
algunos aseguraban que se parecía a El Rosedal
y una muchacha hermosa había escapado del Bim Bam Bum.
Por supuesto ninguna montaña era más alta que el Aconcagua,
ningún lugar más frío que el salar de Atacama,
ningún manto más sagrado que el de la Virgen de Andacollo,
ningún santo más heroico que San Sebastián de Yumbel,
ni flor más bella que el copihue
ni pingüinos más hermosos que los de nuestra Antártida
y cachai compadre que estamos vivos
y algún día regresaremos porque la dictadura va a caer
y nos sentaremos en el Mercado Central de Santiago
o en cualquier otro mercado
y aunque hayan demolido Las Tejas
volveremos a tomar un buen vaso de chicha
porque no hay mal que dure cien años
y una gran alegría vendrá después de la desdicha.
FERNANDO LAMBERG, MARZO DE 2006