Cuando el rinoceronte con un golpe de Estado
Se apropió del poder
Entre varios de sus caprichos quiso demostrar
que su esposa poseía una gran cultura.
Dictó un decreto nombrándola
Directora Plenipotenciaria de Bellas Artes
y la envió con gastos pagados a visitar museos.
Después ella podría comprar en las tiendas
para reponerse de tanta fatiga.
Contrató un profesor para que instruyera
a la flamante directora.
Luego de repasar varias veces las lecciones
la esposa del rinoceronte emprendió viaje
y quiso demostrar ante el guía museístico
los progresos que había conseguido.
Ante un óleo exclamó: Este es un Rubens.
El guía corrigió: -Es un Rembrandt.
Ante otro óleo afirmó: -Este es un Velázquez.
El guía rectificó: -Se trata de un Goya-
Por fin creyó reconocer de cerca
lo que vio desde lejos.
-Sin duda este óleo es un Picasso.
-Perdón, señora. Es un espejo.
No siempre la esposa de un dictador logra el objeto
para el cual se dictaron lecciones y decretos.
FERNANDO LAMBERG, 2007
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