viernes, 11 de abril de 2008

CHILENOS EN EL MUNDO


El viento de la dictadura
lanzó a muchos chilenos fuera del país
pero no impidió que ellos llevaran
la patria en el alma y lanzaran su semilla
en los más distantes lugares.
Verdejo en Berlín, Machuca en Amsterdam,
Soto en Hong Kong, González en Vietnam,
Jiménez en Moscú, Montesinos en Irán,
Olavarría en Praga, Carrasco en París,
tantos exiliados en los campos de América.
Y por todas partes fueron apareciendo las empanadas,
las humitas, el pastel de choclo, la cazuela de mariscos
y por encomienda viajaban los locos y el cochayuyo,
el orégano y el luche, los piures, el mote, los huesillos,
En Egipto aparecieron los picarones y en China las sopaipillas,
en Estocolmo el tinto con duraznos
y en Irlanda el blanco con frutillas.
Se prepararon intentos de curanto en olla,
de prietas con puré, de orejas de chancho, de chupe en lebrillo,
y en sitios tan lejanos escucharon que iríamos al tiro,
que como Colo Colo no hay
y se oían los discos de Violeta y de Víctor
y los poetas recordaban Chillán y Antofagasta,
Santiago y Valparaíso.
En otros paralelos se habló de chilotes y araucanos,
de nortinos y sureños,
de la cacha de la espada y la madre del cordero,
de la laguna de las tres Pascualas,
del atorrante Pedro Urdemales, del trauco y las pincoyas.
La cueca taconeó con el aro aro de Ña Pancha Lecaros
y en nombre de O’Higgins y en nombre de Allende
se abrieron plazas, calles y avenidas.
Al llegar a un lugar de fiesta
algunos aseguraban que se parecía a El Rosedal
y una muchacha hermosa había escapado del Bim Bam Bum.
Por supuesto ninguna montaña era más alta que el Aconcagua,
ningún lugar más frío que el salar de Atacama,
ningún manto más sagrado que el de la Virgen de Andacollo,
ningún santo más heroico que San Sebastián de Yumbel,
ni flor más bella que el copihue
ni pingüinos más hermosos que los de nuestra Antártida
y cachai compadre que estamos vivos
y algún día regresaremos porque la dictadura va a caer
y nos sentaremos en el Mercado Central de Santiago
o en cualquier otro mercado
y aunque hayan demolido Las Tejas
volveremos a tomar un buen vaso de chicha
porque no hay mal que dure cien años
y una gran alegría vendrá después de la desdicha.

FERNANDO LAMBERG, MARZO DE 2006

4 comentarios:

Laura dijo...

Una cazuela en el Mercado Central era la meta añorada de alquien a quien acompañé en el rito. Pero los que nos quedamos no la pasamos bien, los días estaban llenos de amenazas. Llegó alguna alegría, pero no justicia.

Laura dijo...

Quisiera saber si puedo insertar este y/o otros poemas en otro sitio de la red, indicando el autor y la procedencia, por cierto. Lo he solicitado por email, sin recibir respuesta hasta ahora.
Cordiales saludos

Roso Grimau dijo...

Amiga Laura, los poemas de mi suegro Fernando Lamberg son para la libre publicación, difusión y comunicación, respetando siempre el derecho de autor. Puedes insertarlos donde creas necesario y conveniente, son conocimiento libre y un aporte a la humanidad. Su correo personal es fernandolamberg@cantv.net, y creo que sse sentiria a gusto de recibir tus correos. Saludos de Roso Grimau.

Laura dijo...

Gracias, amigo Roso Grimau. Colocaré éste en http://groups.msn.com/8kaliMERA
Saludos
Laura