sábado, 26 de abril de 2008

ÑUÑOA


Algunas tardes son ligeras como un sueño;
otras vagan como animal sin dueño.
Unas tardes son puras como un niño;
otras se adornan con lámparas extrañas.
Algunas tardes son lentas como un año
y otras arden en el fuego pequeño.
Olvidé algunos atardeceres; pero añoro
las hojas que uno pisa en el otoño
en las tranquilas tardes de Ñuñoa.

2 comentarios:

Marcelo dijo...

Tío,
el otoño y las hojas siguen aquí, en Ñuñoa...
Y están esperando si quieren venir a verlas.

Unknown dijo...

QUERIDO PAISANO, A MEDIDA QUE PASA EL TIEMPO ME SIENTO MAS ORGULLOSA DE TENER AL AMIGO QUE SIENTE Y TIENE EL DON DE EXPRESAR ESAS COSAS SENCILLAS QUE UN SER NORMAL Y ATURDIDO POR LOS QUEHACERES COTIDIANOS NO APRECIA, ESA SENSIBILIDAD ES LA QUE FELICITO. GRACIAS POR REGALARNOS SUS POEMAS.
PATRICIA